Ahora que te veo bien…
Cómo es posible que no lo hubiese visto.
Que me dejara atrapar,
por tus viejos trucos, ya conocidos.
Por tus palabras de artificio
que explotaban hermosas en el aire,
y quedaban suspendidas en el suspiro,
hasta la siguiente función.
Para qué haber empezado
lo que nunca debió empezar.
Porque el tiempo destinado,
nunca serviría de nada,
donde todo es tan irreal como ilusionado,
tan virtual como la ausencia de realidad.
Al final creo que tan sólo